Transformación de la energía calorífica
La conservación de la energía es un fenómeno que se presenta en todos los procesos de la naturaleza. Existen muchas formas en las que se manifiesta la energía, por ejemplo: la mecánica, la térmica, la nuclear, la eléctrica, la solar, la química, la eólica, la hidráulica, la calorífica, la sonora y la luminosa. Durante el día podemos ver innumerables transformaciones de la energía; por ejemplo, la fotosíntesis es un proceso natural que realizan las plantas para obtener glucosa. Para lograrlo, la planta capta energía luminosa en forma de rayos de sol y la transforma en energía química (partículas de glucosa) y en energía calorífica (La cual se libera en forma de calor).
Muchas actividades diarias del ser humano requieren energía eléctrica para poder llevarse a cabo: al encender una lampara, la energía eléctrica se transforma en energía luminosa (luz) y energía calorífica (se desprende en forma de calor); al enchufar una licuadora, la energía eléctrica se transforma en energía cinética (movimiento de las aspas), en energía calorífica (el movimiento genera calor) y energía sonora.
En todas las transformaciones de energía que ocurren en la naturaleza, siempre se cumplirá la ley de conservación de la energía y, también, habrá cierta parte de energía que se convierta en energía calorífica. Cuando se deja caer una pelota, habrá energía potencial, la cual se convierte en energía cinética una vez que comienza el movimiento. Sin embargo, el roce del aire genera fricción sobe la pelota, por lo que una parte de la energía potencial se transforma en energía calorífica. Así pues, cuando la pelota toca el piso, la energía potencial se convierte en energía cinética, calorífica y sonora; y el rebote vuelve a transformarse en energía potencial. Al final, la energía potencial ya no es suficiente para seguir transformándose, pues se pierde en cada rebote; por tanto, la pelota se queda en reposo.



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